Impuestos y Contabilidad

Ventajas e inconvenientes de las bases de cotización mínimas para autónomos

por Sara Martínez | 13 septiembre, 2018

Las bases de cotización mínimas son uno de los asuntos que más preocupan a los autónomos de nuestro país. De hecho, el 66 % de ellos pagan la base mínima establecida por la Seguridad Social mes tras mes. Es decir, las bases que menores pensiones pagarían en caso de jubilación. Por suerte, esta cifra se ha reducido en los últimos años (el 83,6 % pagaba por la base mínima en 2008, según la Asociación de Trabajadores Autónomos), aunque aún sigue siendo claramente insuficiente.

 

A ello hay que sumar otro asunto más: los profesionales que forman parte del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) por la base mínima y pagan la cuota más pequeña solo tienen acceso a las prestaciones esenciales, que son las contingencias comunes y los accidentes no laborales. Es decir, que quedan excluidas todas las demás: cese de actividad y contingencias profesionales. Cotizar por cada una de estas categorías implica que la cuota a pagar a final de mes ascienda, algo que no todo el mundo se puede permitir.

 

Los profesionales deben poner en una balanza el ahorro que supone pagar una cuota mensual inferior y las prestaciones a las que renuncian a la hora de elegir una base de cotización.

 

 

Cómo se calcula

 

Los autónomos deben tener claro que los pagos que realizan a la Seguridad Social vienen establecidos en función de la base a la que se acojan. Existe una base mínima (que actualmente se sitúa en 932,70 euros) y una máxima (3803,70 euros). ¿Qué significa todo esto? Pues básicamente, que la base de cotización está relacionada con el sueldo del autónomo. Es decir, sus ingresos mensuales, los cuales no solo determinarán la cuantía que tendrás que pagar todos los meses, sino también la pensión a percibir cuando llegue la jubilación el día de mañana.

 

Es decir, que cuanto mayor sea la base por la que cotices, mayor será la cuota a pagar, pero también tendrás derecho a una jubilación mucho más jugosa.

 

A la hora de pagar a la Seguridad Social hay que tener en cuenta unos porcentajes, los cuales determinarán (siempre en función de la base de cotización que elijamos) la cuota que tendremos que abonar mes tras mes. Así las cosas, la cuota mínima es del 29,90 %, la cual incluye contingencias comunes y una cobertura por embarazo y lactancia. Quiere decir que alguien que se acoja a la base de cotización mínima (932,70 euros) deberá abonar cada mes 278,88 euros (siempre que el Gobierno no decida aumentar la base mínima). Si se apuesta por la máxima, el importe ascenderá hasta los 1137,31 euros.

 

Las coberturas opcionales son las de cese de actividad, que supone un aumento de otro 2,2 % en la cuota mensual; y la de contingencias profesionales, cuyo porcentaje varía en función de la actividad a la que te dediques y de la mutua a la que elijas. La Seguridad Social dispone en su página web de una tabla que detalla cuánto debe pagar cada profesional que decida contratar esta cobertura.

 

 

Lo que incluye y lo que no incluye

 

Como decíamos, el pago de la cuota mínima, independientemente de la base que elijamos, nos dará acceso a las prestaciones por contingencias comunes y accidentes no laborales. Tendremos derecho a un subsidio por incapacidad temporal por contingencias comunes, a asistencia sanitaria y a una prestación por riesgo durante el embarazo y lactancia. También podremos cuidar de menores afectados por una enfermedad grave y estarás cubierto en caso de incapacidad permanente, muerte y supervivencia por contingencias comunes, así como por maternidad y paternidad.

 

Las prestaciones se pueden ampliar por cese de actividad (aunque hay que demostrar importantes pérdidas para acceder a esta ayuda) y por contingencias profesionales, que amplía la asistencia sanitaria a través de la mutua que elijamos, subsidio por riesgo durante el embarazo y lactancia natural (sin necesidad de pagar el 0,10 % obligatorio de la cuota mínima) y otras prestaciones derivadas de accidentes laborales.

 

Elegir la base y la cuota a pagar es una de las decisiones más importantes que debe tomar todo trabajador autónomo antes de iniciar su actividad. Algo así como la duda a la que muchos se enfrentan a la hora de lanzar sus negocios: decidir entre crear una pyme o establecerse como autónomo, un dilema que para muchos resulta tan complicado de resolver como realizar las distintas tareas de gestión contable.

 

Por suerte, existen herramientas orientadas a hacernos mucho más fácil este trabajo. Jasmin es el claro ejemplo de socio perfecto. Ya seas autónomo o pequeño empresario, puede ayudarte a mantener al día todos los asuntos contables y de facturación de tu negocio. Así, podrás dedicarte a lo que realmente importa: ¡hacer que tu empresa prospere!

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