La Ley de Startups va cogiendo forma y aunque el procedimiento legislativo todavía está muy verde, aspira a convertirse en un instrumento que permita impulsar el emprendimiento, la competitividad empresarial y ofrecer mayores oportunidades.

Esta nueva ley de startups pretende reconvertir el modelo productivo en nuestro país, y parece que a lo largo de 2020 iremos conociendo más detalles sobre esta nueva normativa que promete dar a los emprendedores un marco jurídico especial que las diferencie de las PYMEs.

El pasado 25 de enero se cerró el proceso de consulta pública para conocer las necesidades del sector y definir el contenido de la futura normativa. El principal objetivo es crear un marco legal adecuado a la realidad de las startups. ¿Pero qué tipo de empresas se consideran startups?

¿Qué es una startup y en qué se diferencia de una PYME?

Las startups presentan una serie de características específicas que las diferencian de otro tipo de empresas de nueva creación. Como su propio nombre indica, son empresas emergentes y sin apenas trayectoria, pero que además cuentan con un componente tecnológico y de innovación.

A diferencia de otro tipo de empresas, las startups se dirigen a un mercado más global, por lo que presentan un mayor potencial de crecimiento. Además, no suelen apoyarse en las fuentes de financiación tradicionales. En este contexto, cobran especial importancia la figura del inversor externo, las entidades de capital riesgo, los business angels, las plataformas de crowdfunding o las incubadoras. Asimismo, hay que tener en cuenta que su tasa de supervivencia es menor que la de las PYMEs, ya que una idea innovadora debe encontrar un hueco en el mercado, lo que también acreciente el riesgo. Todas estas particularidades hacen necesaria la creación de un marco legal adecuado al emprendimiento (ley de startups).

¿Cuáles son los objetivos de la nueva ley de startups?

El objetivo principal de esta nueva ley de startups es reconocer la naturaleza específica de las startups, regular su ecosistema y aplicar medidas que amparen su viabilidad y sirvan para incentivar el emprendimiento y la creación de empresas tecnológicas. Esto pasa indudablemente por ofrecer acceso al conocimiento y al mercado, reducir la excesiva burocracia o impulsar la financiación.

Todo esto que a simple vista puede parecer simple, se convierte en un auténtico desafío al tratarse de un sector en constante cambio y que evoluciona de forma vertiginosa. Para facilitar la gestación de esta nueva ley, el proceso de consulta pública pretende recoger las diferentes necesidades y sensibilidades de todos los agentes implicados en el sector. Entre todos los aspectos que ha incluido la consulta, a continuación vamos a ver algunos de los más destacados y que más preocupan.

Definir qué es una startup y qué no

Como hemos visto, las particularidades que presentan las startups hacen necesaria la aplicación de una normativa específica y el primer desafío va a ser definir lo que se entenderá legalmente por startup. Pero para delimitar este concepto es necesario saber qué características deberán tener estos emprendedores y qué requisitos deberán cumplir las startups, cuál será su antigüedad máxima o cómo se medirá el componente tecnológico e innovador de estas empresas.

Regular la financiación

Otros de los principales desafíos de la nueva Ley de Startups va a ser regular la financiación de estas empresas. Es necesario optimizar el modelo de crowdfunding y definir las condiciones por las que deben regirse los business angels. La regulación de esta figura resulta fundamental, ya que la obtención de financiación es clave para estos proyectos, y hasta ahora estos inversores apenas pueden aspirar a una deducción fiscal en el IRPF.

Medidas de apoyo para las startups

La nueva Ley de Startups busca impulsar la creación y actividad de estas empresas a través de incentivos fiscales a actividades de investigación, desarrollo e innovación tecnológica. Pero además el documento de consulta también hace hincapié en otras medidas de apoyo, como por ejemplo:

• Incentivos en materia laboral, bonificaciones en la Seguridad Social o apoyo en la contratación y fidelización de talento;
• Incentivos a las grandes empresas para integrar la actividad de startups;
• Mejoras de los mecanismos de segunda oportunidad y medidas de protección que limiten el factor riesgo;
• Simplificación de las cargas administrativas.

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